jueves, 2 de julio de 2009


Lluvia que al alba canta sin suspirar,
sol de ésta mañana que ciega mi ser
es la armonía que sacia mi entender,
pues sentada veré las nubes pasar.

Mirada clavada como un alfiler,
ruego al cielo que navega sin cesar
que seas tu mi lluvia que pueda mirar
por éstas retinas del atardecer.

Envolverte de locura y pasión,
la noche se adentra y no tengo calor
es toda mi lujuria, mi perdición.

Llévame a ese lugar sin consolación
donde no albergan lagrimas de rencor
y pueda refugiar a mi corazón.

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