lunes, 15 de marzo de 2010

El concepto de persona se nubla en mí.


Un paréntesis que necesito.

Es cuando mi vista se nubla cuando te pierdes entre las sombras.
Es cuando mis piernas andan de forma automática, cuando mi cerebro descansa.
Es cuando duermo el único momento en el que me visitas.
Es cuando acaricio mis huellas del ayer, cuando más te extraño.
Es cuando leo palabras sobre papel que llevan la marca de la vida cuando mis manos tiemblan, por tener ahora la ausencia de esta.
Es cuando me giro en mi cama, cuando ella duplica sus dimensiones haciendo que sea un mar donde naufragio.


Intento, y no desisto beberme el día a día a sorbos, cada mañana mi cabeza piensa cual será la botella que hoy descorcharé, muchas veces mis ojos están vendados y es la suerte quien decide, otras yo provoco la decisión, pero este vino, el de hoy, ha sido hecho con una uva mal vendimiada, mal estrujada, quien sabe si en su debido momento no le retiraron el raspón y por eso ahora mi lengua siente ese sabor amargo y herbáceo, ese sabor que huye de mi boca. Quién sabe si quizás la temperatura se elevó de tal manera que su fermentación no fue óptima en la medida de lo posible y las levaduras pararon el proceso, ¿quién sabe por qué hoy decidí descorchar esta botella? ¿Dónde está el enólogo? Intentan dármelo con queso, mal fallo por su parte, se de vinos, se de catas, lo justo para poder negarme a dar hoy un sorbo más.



1 comentario:

A.sd dijo...

Hay vinos que es mejor no paladear igual que hay sabores que es mejor no mezclar.
No es la dejadez o lo vivido, es la forma en la que escribes, me traen ciertos recuerdos, cierta familiaridad.
Siempre miro al cielo al despertar y al acsotarme, a veces, demasiado tiempo para darme cuenta de lo que pasa a mi alrededor.
Un silencio como despedida siempre es una despedida recordada.