lunes, 12 de julio de 2010

Carta sin despedida


Huir nunca fue la solución perfecta,
caminar en dirección opuesta
nos debilita y nos corrompe

El hilo se tensa, y parecemos equilibristas.
De ser así, la función comenzó,
pues en mi función no hay telón que exista,
yo no seré la que ponga fin.

Caricias frias del norte que me llegan cálidas,
besos empaquetados frágiles y con suspiros
que recogo cada día en tus ojos.

Palabras desconocidas que me dan cobijo,
miradas sin retinas,
sonrisas sin boca,
abrazos sin brazos,
pero yo... los siento.

Queramos o no, somos complices,
felinos que tratan de crear su mundo
almas gemelas inseparables,
que gritan por la libertad.

Palabras escondidas, versos con dobles sentidos
somos complices, somos amigos, somos almas con un mismo destino.

Tu marea crea un vaivén,
mi calor me agobia
tan distintos, norte y sur.


Promesas que dejé en tu aire
incapaces de evaporarse,
promesas que grabé en el cielo
para que cuando vengas a verme
el olvido no se apodere de ti.

Siempre estaré ahí, Meissa.



Va para ti, Josecb, va para mi Pepín.
Porque no tengo nada que esconder. Porque su corazón no le coge en el pecho.
Va por ti.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Meissa llevo escribiendo mucho tiempo, quizá necesitarías nacer dos veces para llegar a los años que hace que escribí mi primer poema pero hoy me has hecho caer en la cuenta de que jamás nadie me había dedicado un poema.

Siempre yo Meissa, he escrito poesias para mujeres lindas, feas, altas, bajas, bellas y emocionadas, pero ninguna, ni una sola se fijó en la mano que los había escrito ni en el corazón que los había inspirado.

Pero llegas tú chiquitina y haces que doble el alma para comprobar que hay muchas cosas, demasiadas, que me he perdido porque quizá regalaba mis poemas a quien no debía.

El poema está muy bien escrito niña, pero aunque hubiera contenido una sola vocal lo hubiera querido igual, aunque solo sea por el suave envoltorio con el que cariñosamente lo has presentado.

Y ahora:

¿Qué voy a hacer contigo María del Mar?, has cerrado bajo mil llaves mi cordura, me has hecho vivir un dulce sueño y me has convertido en el capitán de tus sueños y tu caballero andante.

Dulce princesita, descansa dulce, prometí estar a tu lado y aquí me tienes, solo eres un ideal, quizá solo un sueño, posiblemente una ilusión…

Pero María eres mi sueño, mi ideal y mi ilusión.

Como verás por mi comentario, este que espero que publiques, yo tampoco tengo nada que ocultar.

¿Cómo podría ocultar lo que me ha devuelto la vida?