jueves, 1 de abril de 2010

Al final todo llega (IV)

Capítulo 1 (I)
Perturbas hasta el flujo de mi sangre (II)
La realidad que mis manos quieren tocar (III)

Al final todo llega (IV):

La vida lleva un ritmo a su antojo, las agujas del reloj siguen corriendo aunque a ti se te hayan acabado las pilas en aquel cajón olvidado. Pero aun así, cada uno de nosotros debemos hacer el esfuerzo por adaptarnos a ese ritmo, y hacer de lo cotidiano algo no rutinario.

Me había quedado dormida, y ahora tan solo queda en mi alguna visión difusa de lo que había sido mi sueño, lo sé, era él. Ante todo humano, y por entero un hombre, capaz de clasificar a aquellos que conoce, adentrarse en su mente, y fabricar melódicamente conversaciones que difícil es poder escaparte de ellas, siempre hoy es el mayor producto obtenido de ellas, pero aun más difícil es poder escapar de su brazos, ahora yo tan solo espero que llegue el momento para que él se tome la libertad de coronarme.

Saturno, mi Saturno, como el desván para una casa, como un nido para un árbol, como un juguete para una niña, como tu mirada en mi mente. Intensa y fugaz, así es.
Es cuando me ausento, cuando te encuentro, es cuando mis oídos saborean tu nombre, que mi temperatura corporal llega a umbrales infinitos, es cuando mis manos acarician las sonrisas que dejaste clavadas en la memoria, es cuando mi cuerpo grita desesperadamente al viento que me guie hacia Saturno, es cuando dejas palabras impresas y las cuerdas de mi guitarra les da armonía, es cuando mis piernas tiemblan al sentir que estas cerca, es cuando creas senderos de agua por mi ombligo, es cuando bebo los susurros que dejas caer en mí, es cuando siento que todo es nada y nada es todo, es cuando veo que mis labios se funden porque la temperatura así lo requiere, cuando el viento me guía y encuentro en Saturno tus sonrisas, tus susurros.

Te encuentro.

Quiero empacharme de ti, que seas el agua que emana de mí, que seas cada lágrima que mis ojos desprenden cada vez que el frío provoca tu ausencia, quiero que seas el horizonte de cada uno de mis amaneceres, que seas las sabanas que arropan mi cuerpo, que seas la sonrisa de todos mis acordes, que seas los labios que ahuyenten a la sequía, quiero que seas mi veleta cada mañana.

Pienso. Rectifico, Te Pienso.





Los días llegan, y así es como me doy cuenta de que cuando algo quieres, lo consigues, todo está en ti, y en confiar en la otra persona, todo está en quererte como yo lo hago.
A veces, vemos que ciertas cosas son imposibles, que nunca llegarás a alcanzarlas, pero primero hay que proponérselo, y tener fuerzas para no desistir, tener fuerzas para querer conseguir lo que te despierta cada mañana.

Y así es, nunca perdí la mas mínima esperanza, a pesar de ver como corrían frente a mí las agujas del reloj, al ver como pasaban los días, y la distancia seguía en pie, al ver que tu boca estaba lejos de la mía, al ver que mi piel te llamaba pero no te tenía, al ver… que te deseaba.

El tiempo se dilataba en mi mente, mi noción perdía la brújula que dejaste aquel día, pero el Sol siempre vuelve a salir, y siempre te ayuda a seguir. Rayos que sobre mi incidís, evaporar todo mi aroma porque él está dispuesto a darlo todo.

Es muy fácil decir a alguien esperar, es muy fácil prometer, pero no es tan fácil, saber que esa persona sigue ahí junto a ti en la distancia, no dejé de confiar, eso me ayudó.

Llegó el primer día.
Así es, tarde o temprano, cada uno esta donde le corresponde, yo en un abrir y cerrar de ojos, me encontraba a escasos metros de aquel hombre, ese hombre que me hacia presa cada noche, ese hombre que aturde a mi ser, ese hombre que siente mi deseo, que huele mi pasión, ese hombre que lucha contra la desesperanza, ese hombre que nunca se rindió, que nunca soltó mi mano.

Mis piernas temblaban, sabían que iban a tenerle cerca, mi barriga no podía digerir comida, mi boca estaba seca, mis nervios tenían miedo de mí. Las agujas pronto marcarían la hora, esa hora que tanto ansié.
Miles de imágenes difusas pasaban frente a mí de cómo sería exactamente ese momento en que me plantara frente a su cuerpo. Sentía una pizca de miedo, mi pasado siempre está presente, pero aún así, confiaba en él.
El momento se hizo de rogar, pero allí estaba, venía con paso decidido y firme, rostro tímido escondido tras unas gafas de sol oscuras, no podíamos evitar una sonrisa, no se podía evitar.
Mi mano se posó en su costado, y un par de besos en las mejillas tímidos y escondidos fueron el saludo, era él.







Continuará...




Meissa

2 comentarios:

A.sd dijo...

Podria ser, que cada mañana nos cruzasemos cuando caminamos hacia nuestros repetitivos días. podría ser támbien que nos crucemos cuando vamos a ningun lugar o podria ser incluso que nos conozcamos, que hablemos e incluso que nos conozcamos de siempre...si, podria ser.
No hay hilos, no hay silencio que no se pueda crear o deshacer.
VAMONOS.

A.sd dijo...

Vivamos si, de cada segundo de cada minuto de cada hora, vivamos y sintamos que estamos donde queremos o no queremos estar pero sintiendolo completamente.
Tanto los echos como las palabras van unidas, sin ellos no podrián ser descritas y de la misma forma sin haberlos sentido nunca no podrias describirlas dandole a la palabra su verdadero significado, llenandola completamente.
Vivamos si, siempre en un constante cambio como el tiempo, en un avanzar imparable y efimero al que hay que rascarle y congelarlo, tanto lo bueno como lo malo.